EL CRIMEN DEL GANADOR

¡¡Hola lectores!! ¿Cómo estáis? Hoy os traigo la reseña de la segunda parte de La maldición del ganador. Su autora, Marie Rutkoski. PUEDE HABER SPOILERS DEL PRIMER LIBRO. 

*las portadas son preciosas*

SEGUIR A TU CORAZÓN PUEDE SER UN CRIMEN. 

La boda de un miembro de la realeza es el sueño de muchas chicas. Implica una celebración tras otra: bailes, fuegos artificiales y diversión hasta el amanecer. Pero para Kestrel significa vivir en una jaula en la que ella misma se ha metido. 

A medida que se aproxima la fecha de la boda, anhela contarle a Arin la verdad sobre su compromiso: que accedió a casarse con el príncipe heredero para que él pudiera ser libre. Pero, ¿puede confiar en él? ¿Acaso puede confiar en sí misma?

Kestrel está convirtiéndose en una maestra del engaño. Ha empezado a hacer de espía en la corte. Si la descubren, su país la considerará una traidora. Sin embargo, debe encontrar el modo de cambiar su despiadado mundo... y, en el proceso, está a punto de descubrir un espeluznante secreto. 

Me había prometido a mí misma que no leería este libro hasta que Neo publicase el tercero, sobre todo por lo que había oído sobre su final, pero mi madre me lo compró (la adoro) y yo... soy débil. Así que lo empecé tras una ardua y difícil batalla contra el hype (aguanté dos días, para que nos vamos a engañar) y lo devoré en cuestión de horas. A mí no me compensa eh. 

A lo que vamos. ¿Recordáis el final del primero? Kestrel hace un trato con el Presidente Snow... digo con el Emperador de Valoria para liberar Herrán a los esclavos herraníes. A cambio ella, la hija del venerado General Trajan, se casará con el Príncipe Verex, heredero al trono. Cuando Kestrel se lo dijo a Arin, éste no pensó que ella había tenido algo que ver (¿EN SERIO?) y ahora vive como nuevo Gobernador títere de Herrán mientras intenta odiar a Kestrel sin éxito (DramaQueen). 

Mientras, Kestrel intenta sobrevivir en un nido de víboras, donde la serpiente mayor (el Emperador) gobierna Valoria con mano de hierro, esperando que ella de un paso en falso para estrangularla con su escamoso cuerpo (estoy metafórica hoy). Kestrel se siente sola porque su amiga la odia, su amor es imposible y tiene que casarse con un chico con el que apenas habla y que no le gusta. Su padre está quién sabe dónde combatiendo y ella no puede confiar en nadie. Incluso tiene que estar en constante guardia para no autodelatarse y mandarlo todo a tomar viento. Me daba pena la pobre. 

Esto es más o menos el principio de la novela. Al principio va todo bastante lento, pero la pluma de Rutkoski tiene un noséqué queséyo que te mantiene pegada al libro como si de super glue se tratase. Las páginas se van pasando solas, como en el primero. Y luego empiezan a pasar cosas, y cosas, y cosas, y... DIOS QUÉ FINAL. Sin duda, lo mejor del libro. 

Kestrel me gusta como protagonista. No es una protagonista que lo haga todo bien, ella se equivoca (mucho) e intenta arreglarlo (tiene 18 al fin y al cabo). Pero se equivoca intentado hacerlo lo mejor que sabe o puede, jugando a un juego que muchas veces le viene grande. Porque ella es la hija del general, sí, pero él es el Emperador. Y se las sabe todas, el muy maldito. Aún así, me gusta su inteligencia y su saber estar. Porque no ceder a la presión cuando te asfixia tiene mucho valor. 

Arin... bueno. No es que sea mi favorito precisamente. No me ha llegado tanto como Kestrel. Arin es la parte impulsiva de la pareja, la que no analiza antes de actuar. Es también muy inteligente, sí, pero su temperamento lo mete en más de un problema. Y lo lleva a meter la pata. Que eso lo hace mucho más real, sí, pero hay algo que no me acaba de encajar. Tanto en el primer libro como en este. No sé qué es exactamente, pero Arin me ha dejado bastante fría. Al igual que la nueva trama que se ha añadido en este libro con lo del país del este. 

A veces, sentía que algunas escenas eran solo para rellenar, pero me gustó cómo Kestrel iba reuniendo poco a poco las piezas del puzzle hasta que se topa de frente con la verdad y se da cuenta de la que hay liada de verdad detrás de aquel tratado que negoció con el Emperador.

Y el final... A ver, durante todo el libro las páginas te gritaban en la cara que iba a acabar así. Pero lo que no imaginaba es cómo iba a pasar lo que pasa. O sea, eso no me lo esperaba aunque, en retrospectiva, tiene mucha lógica. Pero me ha gustado. Tengo mucha curiosidad por saber qué hará Kestrel ahora.

Estoy deseando leer el tercero. Necesito saber cómo acaba esto. Neo, daos prisa, please. 

*3.5 en realidad*

¡¡Hasta otra!!