PROHIBIDO

¡¡Hola lectores!! Hoy os traigo la reseña de un libro diferente, emocionante y con críticas malas y buenas. Su autora, Tabitha Suzuma (telita con el nombre).

No podemos. Si empezamos, ¿cómo vamos a pararlo?

Lochan y Maya siempre se han sentido más amigos que hermanos. Ante la incapacidad de cuidarlos de su madre alcohólica y la ausencia de un padre que los abandonó, los dos jóvenes deben hacerse cargo de sus tres hermanos menores y esconder su situación a los servicios sociales, porque ninguno de los dos es mayor de edad.

La responsabilidad que comparten y las dificultades a las que se enfrentan les unen, hasta empujarlos a enamorarse. Ambos saben que su relación está mal y que no debe continuar, pero al mismo tiempo no pueden controlar sus emociones y la atracción que los domina. 

Veréis, creo que este es un libro que, o detestas, o te encanta. Bueno, yo estoy en el segundo grupo. Y la historia sobre cómo acabé leyendo este libro es muy graciosa. No, en realidad no. Fue una grandísima p*****. Había oído de todo sobre este libro así que tenía mis dudas. Mi hermana quería leerlo así que dejé que ella lo hiciera y me diera su opinión. Mientras yo, con gran inocencia, empecé a leer reseñas. ¿Y qué pasó? Que en un comentario de una de las reseñas una persona que comentó puso el final del libro sin avisar ni nada. Imaginaos mi cara. No voy a decir el blog ni nada, pero esos comentarios se deben de borrar. Para evitar cosas como esta.

Así que me enfadé con el mundo (o con la persona que comentó más bien) y decidí no leerlo. Sin embargo, mi hermana me instó a hacerlo cuando se lo terminó y me lancé. Es muy difícil leer un libro sabiendo el final, que lo sepáis. Pero tardé un día en terminar. Increíble.

Maya y Lochan cuidan de sus hermanos pequeños desde que su padre se marchó con otra. Con una madre alcohólica que nunca está en casa y cuando está es como si no estuviera, los dos chicos han tenido que ejercer el rol de padres desde los 12 años. Llevan media vida luchando por sacar adelante a sus hermanos y, a la vez, evitar que los Servicios Sociales los separen. Ellos no se sienten como hermanos, sino como mejores amigos, dos personas que se apoyan el uno a la otra y sin las que no podrían vivir. Y eso les lleva a enamorarse.

Quizá parezca un drama familiar típico pero la autora te transmite una familia que se rompe de solo mirarla. Un hermano adolescente enfadado con el mundo, una niña pequeña que quiere a su madre y no entiende por qué no está, y un niño hiperactivo que necesita que le hagan caso constantemente. Y una madre que lo único que quieres es beber y salir a divertirse con su nuevo novio y que no quiere soltar el dinero para pagar las facturas, queriendo olvidar que tiene cinco hijos a su cargo. Es tan grande la carga que Lochan y Maya tienen que soportar que te entran unos sentimientos de impotencia increíbles. La autora consigue transmitirte la desesperación que sienten como si fuera tuya.

Porque la prosa de esa mujer es sublime. Tabitha consigue su objetivo: robarte el corazón para después pisotearlo sin piedad, que rías y te emociones para después conseguir convertirte en una fuente humana. Porque se llora. Se llora mucho. Las últimas páginas del libro. Creo que son de las peores que he pasado nunca. Porque todo es tan real que te abruma hasta el punto de querer entrar en el libro y desear gritarles a todos que los monstruos son ellos. Eres la única que los defiende y te sientes impotente porque no puedes hacer nada por ellos.

Lochan no es el protagonista común que te enamora con su pose atrevida y te roba el corazón con su labia. Nada más lejos de la realidad. El chico tiene un trastorno asocial que le impide hablar con los demás. Es superior a él. Siempre está solo y con la única persona que consigue ser él mismo es con Maya. Es un personaje impresionante.

A Lochan lo acompañan unos personajes a los que tienes que cogerle cariño a la fuerza, como a Willa y Tiffin. Con Kit, el adolescente gruñón, tengo sentimientos encontrados. Ya entenderéis por qué lo digo.

Incesto. Un tema muy controvertido que te lleva a rechazar el libro a leerlo por morbosa curiosidad. Bueno, pues me alegro de haberlo hecho. Mucha gente no querrá ni leerlo por eso y yo lo respeto. Pero, es que, tal y como te lo muestra la autora, no puedes pensar en ningún momento que esté mal. No sé cómo explicarlo. Creo que si no lo lees no puedes verlo igual. Pero dejad de lado los prejuicios, porque no os ayudarán a disfrutar el libro.

Y el final. No diré nada. Sólo que cojáis un buen paquete de pañuelos.

Así pues, os lo recomiendo. Un libro emocionante, que te lleva a reflexionar. Un libro que consigue llegar a tu alma y ya no la suelta. Un libro que no se olvida.

¡¡Hasta otra!!