¡¡Hola lectores!! Esta es una de las reseñas que habéis elegido para que la
publiquemos. Así que, ahí va. Entre tonos de gris. Su autora, Ruta Sepetys.
1941.
Kaunas, Lituania. Lina Valkis, de quince años, está feliz porque va a entrar en
una escuela de arte a dedicarse a lo que más le gusta: dibujar. Sin embargo,
todo se va a pique cuando la policía soviética irrumpe en su casa y se la
lleva, junto a su madre y su hermano Jonas. Su padre, profesor universitario,
desaparece sin dejar rastro.
Bueno,
lectores. El libro está muy muy bien. Pero es duro y triste muchas veces. Sin
embargo, te enseña mucho. La gente se escandaliza por lo que hizo Hitler. Y no
es para menos. Ese hombre era un monstruo. Pero quizá sus atrocidades le quitan
importancia a lo que hizo Stalin. Y telita. La URSS realizó sus propios
crímenes durante la guerra. Y la autora te los muestra sin reservas. Ella es hija de un refugiado lituano y escribió este libro por él y por todo los que murieron bajo el yugo soviético.
Lina
se enfrenta a la incertidumbre desde el momento en que los soldados la
capturan. ¿Qué van a hacerles a ella y a su familia? ¿Dónde está su padre?
Desde el momento en que empieza esta horrible situación luchará por dos cosas:
que no la separen de su familia y lograr encontrar a su padre. Y, para ello,
hará lo que mejor sabe: dibujar. A lo largo del libro va dejando por ahí muchos
dibujos con la esperanza de que lleguen al lugar indicado. Así expresa lo que
está viviendo al igual que Munch, su artista favorito. Me gusta mucho su
personaje. Pese a tener sólo quince años se mantiene en pie, sobre todo por su
hermano. Es de admirar.
El
libro lo vives muchísimo. Lina te va mostrando todo lo que va experimentando y
te sobrecoge. Todos los prisioneros acaban formando una gran familia, unidos
por su destino. Se ayudan unos a otros para seguir adelante. Su instinto de
supervivencia es alucinante. Si habéis visto como es un campo de concentración,
os podéis hacer una idea de cómo es un gulag soviético. Y ellos son lo mejor
del libro. Todos y cada uno de ellos. Hasta los gruñones.
La
historia se entremezcla con retazos de la vida anterior de Lina, lo que ayuda a
conocerla mejor. Y te muestra lo que le han arrebatado. Pero personajes como
Andrius la ayudan a salir adelante. Cómo me gusta este chico. Algo bueno había
que sacar de todo este asunto.
Luego
hay un personaje que me gustó mucho también y que no forma parte de los prisioneros. Al
contrario. Nikolai Kretzsky es un soldado ruso con el que os llevaréis alguna
que otra sorpresa. A pesar de ser de los malos, sabes que no es como los demás. Ya
veréis.
Es
un libro en el que creo que es imposible no emocionarse. Anda que no lloré.
Pero el final invita a la esperanza y eso me gustó. Después de todo lo ocurrido
aún se puede ver una luz al final del túnel. Quizá quedó alguna cosa sin cerrar pero no deja
de ser un gran libro. De verdad. Gracias por elegirlo. Recomendado.
¡¡Hasta
otra!!
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