¡¡Hola lectores!! Toca el tercer libro de esta gran saga.
¡Vamos!
Un
verano que ya es horrible empeora de repente cuando Harry se entera de que la
tía Marge va a ir de visita a pasar unos días con los Dursley. Harry intenta
contener su enfado pero, una noche, harto de su constante maltrato, el joven
mago infla como un globo a Marge y se ve obligado a huir.
Subido
en un autobús asombroso, lo que Harry no sabe es que alguien ha escapado de la
prisión de Azkaban. Sirius Black, condenado por matar a doce personas con un
solo hechizo, ha huido con un solo propósito: acabar con quien le envió a la
cárcel.
Lo
primero decir que este uno de mis favoritos. Lo he leído tantas veces que me
tocó arreglarlo porque se me habían desprendido las páginas. Es amor. LO ADORO.
El libro está repleto de tramas y aparecen nuevos personajes. Personajes que
serán muy importantes en los próximos libros.
Bueno,
Harry no se aburre nunca. Ahora le persigue un asesino peligroso que quiere
matarlo. O eso dicen. Yo sabía que había algo que no acababa de encajar. El
mejor amigo de James y su padrino. ¡Venga ya! Imposible. Ya era hora de que
Harry tuviera alguien que velara por él.
Luego
estaba la afición del gato de Hermione, Crooksanks, de perseguir a Scabbers, la
rata de Ron. Eh, ni se me ocurrió pensar que la rata era el problema en todo
este asunto. En mi defensa diré que tenía 9 años. Mi capacidad de deducción
estaba mal desarrollada. Eso sí, que el perro negro alias “Grim” era Sirius sí que lo adiviné. Me siento orgullosa.
Pero
Harry tiene otros problemas. Problemas que empiezan por D- y acaban en –ementores.
Sí, esas criaturas monísimas que te quitan la felicidad, te dejan sólo con tu
desesperación y, si eso, te dan un beso. Adorables. El pobre Harry se desmalla
cuando se acercan a él (algo que Draco Malfoy no pasa por alto) y alguien le
ayudará a combatirles.
Y
aquí es donde entra Remus Lupin. Me encanta este hombre. Soy fan incondicional
del hombre lobo. Ahora Snape me miraría mal, seguro. Se incorpora a Hogwarts
como profesor de Defensa contra las artes oscuras y ayuda muchísimo a Harry.
Sobre todo a descubrir que fue lo que en realidad pasó ese fatídico día. Un
amigo de James que te cae bien a la fuerza. Y que tiene mucho que ver con el mapa del merodeador que los gemelos Weasley le dan a Harry. Yo quiero un mapa de esos. Sería muy feliz.
Ahora,
Ron y Hermione. Se pasan medio libro tirándose los trastos a la cabeza. La
mayor parte de veces por culpa del gato y la rata. Pobre Hermione, que solo
quiere hacer las cosas bien y Ron no lo entiende. Cuando me lo volví a leer,
que ya se había publicado el séptimo, pensé “si supierais que os vais a
casar…”. Menos mal que al final hacen las paces. Esos tres sí que evocan bien
la palabra amistad.
Hermione
cambia mucho del libro anterior a este. Sigue siendo la inteligente y
responsable de los dos libros anteriores pero ves cómo empieza a rebelarse en
algunas cosas, como con el puñetazo que le pega a Malfoy. Esa escena es mítica.
Me alegra que luego la pusieran en la película.
Luego
están Buckbeak y nuestro guardabosque favorito, Hagrid. Si la autora se hubiese
cargado al hipogrifo me habría cabreado muchísimo. Si Malfoy está tonto perdido
no es culpa del pobre animal. Yo también le pegaría si me insultara. Lo que
está claro es que el chico de Slytherin recibe mucho en este libro. No
podía hacer otra cosa que alegrarme. Qué mal me caía. Snape y él. No sé a cuál
aguantaba menos. El profesor más odiado parece que tiene dos objetivos en este libro: intentar que
echen a Lupin y atormentar al pobre Neville. La venganza de Neville me encantó.
Anda que no me reí con lo del boggart.
Y el
profesor Dumbledore. Nuestro director también se la pasa peleándose con los
dementores y es el que da la clave para poder salvar a Sirius y a Buckbeack. No
sé qué haríamos sin él. Para variar, es el único que se cree las versiones que
parecen increíbles. Es un personaje muy muy especial. Uno de mis favoritos y
creo que el de mucha gente. Me dio mucha pena que tuvieran que cambiar al actor
que hacía de él en la película.
Por
último, el final. Que rabia me da que Pettigrew se escape. Aunque, por otro
lado, se hubiese acabado lo interesante. Al fin y al cabo, el vasallo debía
volver con su señor y ayudarle a renacer. Lo malo es que Sirius no puede
limpiar su nombre, cosa que deriva en consecuencias desastrosas.
En
fin, me he extendido mucho y eso que aún me he dejado personajes fuera. Pero es
que estos libros son los mejores. Crecí con ellos y les tengo un cariño muy
especial.
Mañana
el cuarto, Harry Potter y el cáliz de
fuego. El Torneo, los campeones, el laberinto... y Voldemort.
¡¡Hasta
otra!!
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