¡¡Hola
lectores!! Último día y último libro. Vamos con Harry Potter y las reliquias de la muerte, el final de esta
maravillosa saga.
Ahora
que Dumbledore ha muerto, es deber de Harry encontrar los Horrocruxes que
faltan y destruirlos para poder matar a Voldemort. Y Ron y Hermione van a
ayudarle, por supuesto. Pero no saben por dónde empezar. Solo tienen la nota
firmada por R.A.B que Harry encontró dentro del guardapelo falso. Sin embargo
no saben si este misterioso personaje logró destruir el Horrocrux. Así que
Harry, Ron y Hermione se embarcan en un peligroso viaje con el fin de derrotar
de una vez por todas al Señor Tenebroso. Mientras, el propio Voldemort está
buscando algo que, según él, logrará romper la conexión que tiene su varita con
la del niño que sobrevivió.
¡Aaaaay
lectores! Que mal llevé este libro. Se acababa la historia e íbamos a
despedirnos de todos los personajes con los que tanto habíamos vivido. Que mal.
Me pasé medio libro llorando, en parte porque J.K. Rowling decidió que iba a
cargarse hasta el apuntador. ¿Qué les pasa a los escritores con los finales?
Nos
pasamos casi todo el libro buscando los Horrocruxes con nuestros tres héroes
cuyo viaje desembocará en una súper batalla final en Hogwarts. Vamos, lo que
viene a ser un sufrimiento continuo. Pero tendrán la ayuda de Dumbledore, que
les ha dejado en herencia el desiluminador a Ron, los cuentos de Beedle el
Bardo a Hermione y la snitch que Harry capturó en su primer partido. Regalos
que no parecen tener importancia pero que son vitales.
Para
empezar, volvemos a vernos las caras con Umbridge. El destino (o la mala idea
de la escritora) ha querido que ella tenga el guardapelo auténtico que Regulus
Arcturus Black, hermano de Sirius, había robado. Como Voldemort se ha hecho con
el Ministerio de Magia, Harry, Ron y Hermione tienen que colarse sin ser vistos
y con absoluta discreción. Bueno, eso se les da un poco mal. Pero consiguen el
guardapelo, así que no hay mal que por bien no venga.
Pero
ahora viene el problema. ¿Cómo destruir el Horrocrux? Ni idea. Dumbledore no
mencionó ese pequeño detalle antes de morir. Bueno, no mencionó muchas cosas
que ahora que ha muerto están saliendo a la luz, como la historia de su familia
y su amistad con Gridenwald. Sí, el mago tenebroso. Y Harry está muy dolido,
tanto que llega a perder la fe por el director. Pero todos sabemos que Dumbledore
era un genio y lo tenía todo MUY bien medido.
Pues
durante ese periodo de no sabemos adónde ir ni como destruir el guardapelo, se
me hizo un poco aburrido el libro, que se anima con la descomunal pelea que
tienen Harry y Ron y la deserción de este último. Los celos vuelven a comerse a
nuestro amigo pelirrojo. Ay Ron, que siempre haces lo mismo y luego te
arrepientes. Que es justo lo que pasó. La vuelta de Ron al grupo, gracias a
cierta cierva plateada, trae consigo nada más y nada menos que… ¡la espada de
Gryffindor! Y con ella, Ron destruye el maldito guardapelo. BIEEEEEEEEEEN. Ya
era hora.
Y
tienen algo con lo que continuar. Cierto símbolo que aparece por todos lados.
Averiguan que significa gracias a “La fábula de los tres hermanos” y a
Xenophilius Lovegood. Es el símbolo de las Reliquias de la Muerte. Si alguien
pensaba que no podía liarse más el asunto, se equivocaba. La Varita de Sauco,
la Piedra de Resurrección y la Capa de Invisibilidad convierten al que las
posea en señor de la muerte. Y, ¡Oh, Milagro! Harry tiene una de ellas. La
grandiosa capa. ¿Alguna tienda que venda capas invisibles, por favor? Lo que
haría yo con una de esas.
Y
resulta que la Varita es lo que Voldemort está buscando, como no. ¿Y dónde está
la dichosa varita? Pues la tiene Dumbledore. Es extraordinario como la autora
encaja todas las piezas a la perfección. Chapeau. Y aquí es cuando se acerca
algo que me dolió en el alma. Los mortífagos capturan a los tres chicos pero
Dobby llega al rescate. Sin embargo, Dobby… ¡¡¡¡¡¡¡Dobby muere!!!!!!!!
NOOOOOOOO. ¿Cómo puede hacerme esto? Qué manera de llorar. Fue una de las
peores muertes, en mi opinión. Mi pobre Dobby. Malditos.
En
fin, de todo esto sacamos dónde está el siguiente Horrocrux. ¡EN GRINGOTTS!
Desde luego, se lo patean todo. Esta parte me encantó. No todos los días huye
uno montado en un dragón y llevándose la Copa de Hufflepuff. Ole y Ole. Y al
final, la búsqueda acaba en nuestro querido Hogwarts dónde está el último
Horrocrux, quitando a la serpiente.
Parece
que todo el mundo se ha reunido en Hogwarts a luchar. La batalla empieza
mientras Harry, Ron y Hermione destruyen la Copa y la Diadema. Falta la
serpiente. Yo aquí estaba de los nervios ya. ¡AAAAAAAAH! Y encima, Voldemort
mata a Snape. De lo que te alegras hasta que ves lo que pasó en realidad.
Bombazo de Rowling. Dumbledore le había pedido a Snape que lo matara porque ya
estaba desahuciado. Y Snape en realidad, protegía a Harry porque estaba
enamorado de Lily. Pero eso no es todo, resulta que aún falta un Horrocrux. Ese
está dentro de Harry y para destruirlo, el propio Harry debe morir
voluntariamente. Lo que te sueltan en un momento. ¡Como nos había engañado a
todos Snape! En ese momento me di cuenta que era un GRAN GRAN GRAN personaje.
Increíble.
Luego
asimilé lo de “Harry debe morir”. Fue como NO NO NO NO NO… NO PUEDE SER. Había
rumores de antes de sacar el libro de que iba a matarlo pero era imposible. ¿O no?
Que shock mental tenía en ese momento. Y no se acaban las sorpresas, porque
Harry tenía que pensar que iba a morir para no morir. Sí, un lío total. Pero
Dumbledore se encarga de explicárnoslo, esto y veinte cosas más. Me alegré
muchísimo de que volviera a aparecer aunque estuviera muerto. Fue total. Me
encantó la frase de “Claro que está pasando dentro de tu cabeza Harry, pero eso
no significa que no sea real”. Grandísimo Dumbledore.
Y
llegamos al final. No sé cómo no me dio un infarto. Después de la maravillosa
intervención de Neville matando a Nagini, llega EL DUELO FINAL. Harry vs.
Voldemort. Y cómo no podía ser de otra forma, HARRY MATA A VOLDEMORT CON EL
EXPELLIERMUS. Técnicamente Ryddle se mata solo porque Harry es el único dueño
de la varita se Sauco. Seeeh. Fue un momento agridulce. Fiesta porque estuviera
muerto por fin, pero una pena infinita por las muertes de Fred, Lupin y Tonks.
¡Que dejó al niño sin padres! Que mala idea tuvo ahí la autora. Tres muertes
más a mi lista de ‘muertes imperdonables’.
Un
final cerrado y genial. El epílogo fue un puntazo. Los hijos de Harry y Ginny,
de Ron y Hermione… hasta el de Draco Malfoy. ME ENCANTA. Le hago la ola a J.K.
Rowling por una EX – TRA – OR – DI – NA – RIA saga que he adorado y sigo
adorando a mis diecinueve años. Creo que siempre serán mis libros favoritos.
¡¡Hasta
otra!!
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